El cerebro y uno más, el Ego-Miedo

Hola de vuelta por aquí después de cumplir los dos cuatros. El médico nos decía "diga 33" pues yo ya digo 44 me pasé por 11. Mi mujer me diría son números maestros en numerología. Para mi el año 44 no ha sido un año más sobre los 43 del año pasado, ha sido algo más, bastante más. Un año que ha venido a explicar los 43 anteriores, dándoles sentido, que no quiere decir que no lo tuvieran pero ha sido en este año en el que me "he dado cuenta" del porqué y el para qué de muchas cosas. Gracias a todos los maestros que han aparecido en mi vida durante este año, ya fueran personas, libros, vídeos, blogs, viajes, paisajes, o  los números, gracias.

Perdón. Lo siento. Gracias. Te amo.

Quiero primero explicar algunos detalles para que se entienda lo que escribo después:
- creo en la Unidad y comprendo la Dualidad en la que vivimos
- creo en la reencarnación
- creo que somos seres con cuerpo, mente y alma y que como somos como gotas de agua en el océano
- creo que somos seres sociales y que necesitamos relacionarnos con otros seres aunque no recordemos nuestro origen común

El título de esta entrada es el cerebro y uno más, el Ego-Miedo y quiero compartir mi visión sobre esto.
Al hablar de cerebro no me refiero a lo que comúnmente se conoce como la mente. Para mi la mente es mucho más que el cerebro y excede la parte física. Para explicar el tema de esta entrada empezaré por describir como entiendo yo que funciona el cerebro.

Como somos seres sociales al relacionarnos con otros seres nos comunicamos enviándonos mensajes. A veces las palabras son la única manera de transmitir un mensaje aunque no la única como sabemos. La mejor manera de transmitir un mensaje es cara a cara, una persona frente a otra, donde podemos ver, oír y sentir el mensaje y obtener en el mismo instante una respuesta al observar las reacciones verbales y no verbales de la otra persona que actúa como un espejo. La comunicación así es plena. Podemos al instante siguiente variar, argumentar, corregir, y añadir cualquier cosa que surja sobre el mensaje. Damos y recibimos. Cualquier otra forma de transmisión es parcial y puede ser malinterpretada. De pequeño jugaba a un juego al que llamábamos el "teléfono" y que consiste en decir algo a la oreja en voz baja a otra persona y, esta según entiende lo comunica a otra de la misma manera. Cuando el mensaje llegaba al último éste comunicaba a todos el mensaje recibido que, generalmente, difería bastante del original. Todos compartían el mensaje recibido y nos reíamos. En el juego sólo se transmite unas palabras verbalmente al oído, no hay intención de comunicar solo es un juego con las palabras pero era divertido.

El cerebro humano necesita oír, ver, oler, saborear y sentir para comprender la realidad. Si no tuviésemos los sentidos la realidad no existiría para el cerebro, no tendría forma humana de percibir nada. El cerebro es un organizador que gestiona el cuerpo. Buena parte de esa gestión es inconsciente, es decir, no estamos pendientes de cada gestión realizada por el cerebro como las diferentes reacciones químicas que se dan para poder realizar la digestión de los alimentos por ejemplo. Cuando hay que tomar una decisión la gestión del cerebro se hace consciente. En este caso el cerebro pone a disposición del que decide toda la información disponible y, en la mayoría de casos sugiere una acción. Cuando las decisiones se repiten en muchas ocasiones el cerebro reduce el nivel de consciencia y la decisión se toma sin necesidad de pensar, la decisión y la acción sugerida son automáticas. Se crean así los programas que deciden por nosotros al no ser conscientes de su acción. El cerebro utiliza como el resto del cuerpo energía para realizar sus funciones y como buen organizador y gestor buscará la solución con menos costes y con el mejor resultado por lo que, utilizará programas siempre que sea posible ya que para la toma de decisiones consciente es necesaria una gran cantidad de energía y focalizarla en esa decisión y en la acción posterior. Por ejemplo, la energía utilizada en decidir a donde voy es mucho mayor porque es consciente que la energía empleada en mover las piernas para caminar en la dirección elegida que se realiza automáticamente.  

El cerebro nos permite enfocar nuestra atención en una o dos cosas para que la decisión a tomar tenga toda la información posible y que los sentidos estén disponibles al cien por cien. En la parte inconsciente el cerebro sigue atento a todo lo demás y una vez que la decisión sea tomada y pasemos a la acción el cerebro organizará y gestionará las partes necesarias del cuerpo para cumplir con la decisión.
Cuando miramos un cuadro y nos fijamos en una figura del mismo estamos enfocando nuestra atención en esa figura, solo somos "conscientes" de esa figura pero el cerebro es consciente de todo. Al enfocar la atención estamos emitiendo energía hacía ese punto y lo percibimos con todos los sentidos disponibles, al mismo tiempo, el cerebro como nuestro google particular busca toda la información disponible para comparar con lo que estamos percibiendo y poder así comprender que es. Todo lo demás, como es "inconsciente" no nos interesa, pero al cerebro sí que, además, lo guarda todo, lo etiqueta y lo registra.
Lo que ha sido objeto de atención ocupa un lugar más importante en la memoria, es como las nubes de Tags en las webs que ponen un tipo de letra más grande en función de las veces que los usuarios hemos buscado esa palabra. El resto se guarda con tipos de letra cada vez más pequeños pero están ahí y hacen su trabajo cuando son necesarias consciente o inconscientemente. A más atención un tipo de letra más grande. A más atención más energía utilizada. Cuando enfocamos nuestra atención en otra situación igual o parecida el cerebro trae de la memoria la información y la energía guardada de las situaciones anteriores. A mayor energía utilizada en el momento guardado anterior más importancia le vamos a dar al hecho que esté ocurriendo ahora y en el que estamos enfocando nuestra atención. El cerebro va actualizando la información y energía guardada para saber cuando es necesaria una decisión consciente y cuando un programa automático.
Las decisiones que tomamos están siempre filtradas por las informaciones anteriores que les afectan directa o indirectamente y a la hora de guardar la energía asociada le añaden la polaridad, es decir, cuando se guarda lleva un "-" o un "+" según le demos un sentido negativo o positivo, además de la cantidad en función de la importancia dada. Esa polaridad es la emoción asociada a la información.

Resumiendo lo que guarda el cerebro es la descripción de los hechos que es la información y la energía determinada por dos parámetros la importancia que es la cantidad de energía utilizada y la emoción que es la polaridad de esa energía, positiva o negativa os recuerdo que estamos en un mundo dual.

Cuando decimos algo a alguien la otra persona va a enfocar su atención en nuestras palabras y su cerebro va a buscar toda la información disponible en sus memorias para que tome la decisión que estime oportuna. En función de la energía guardada la decisión puede ser la esperada o ser completamente distinta y contraria. Nosotros como emisores del mensaje no sabemos cual es la información guardada por el receptor al respecto ni tampoco como es la energía asociada. Tampoco sabemos cuales son las otras experiencias que su cerebro ha buscado como información complementaria para la toma de decisiones. Muchas veces no sabemos si su cerebro además de enfocar su atención en nuestro mensaje está enfocado en otras cosas y, por tanto, que nuestro mensaje no sea recibido o que no sea recibido como esperamos. Si estamos cara a cara con el destinatario del mensaje podemos recibir sus mensajes de respuesta verbales o no y adaptar nuestro mensaje a la nueva situación. La empatía y la compasión nos ayudarán en la comunicación.
El cerebro del receptor del mensaje también percibe la importancia y la emoción con los que emitimos el mensaje y esto será tenido en cuenta por su cerebro como más datos para ayudarle en la toma de decisiones.
Nuestro cerebro que parece que no tiene suficiente trabajo anticipa los peligros y sugiere posibles reacciones al mensaje, algo así como prepararnos para la respuesta o prever el siguiente mensaje o la continuación del anterior. Aquí también ponemos energía en las expectativas de obtener una respuesta u otra. Si la expectativa se cumple el proceso se convierte en repetitivo y el cerebro reduce el nivel de consciencia necesario para atender una situación futura igual a la sucedida. Esto nos lleva a que ante las situaciones actuemos siempre de la misma manera creando hábitos de los que no somos conscientes. Otro tema es que el resultado de ese hábito sea bueno o no para nosotros. Por ejemplo, fumar es malo para el cuerpo por sus efectos tóxicos pero para el cerebro se ha convertido en un hábito y ya no nos preguntamos por el hecho de fumar, solo nos enfocamos en que nos sentimos bien por hacerlo y, por tanto, no es necesario tomar una decisión nueva. Tenemos un nuevo programa automático. Otro ejemplo más saludable es que al subirse en una bicicleta ya no tenemos necesidad de decidir como pedalear, esa decisión es inconsciente, la atención la enfocaríamos en  la decisión de donde ir con la bicicleta.
Cuando las expectativas no se cumplen nos sentimos mal, el cerebro ha fallado en su previsión. La energía de la expectativa no cumplida es la que nos produce el malestar. Esta información también es guardada por el cerebro y la polaridad de esa energía siempre será negativa. Cuando se produce repetición también se crea el hábito y por tanto el cerebro la hace inconsciente, programa negativo. Pero en este caso el cerebro crea un sistema de protección frente al malestar de la expectativa no cumplida, el miedo.
El cerebro nos hace evitar las situaciones en las que prevé un resultado negativo. Al tener miedo ya no cabe tomar una decisión que el cerebro "sabe" que será negativa. El error del cerebro es que es necesario utilizar parte de nuestra energía en protegernos de esos miedos. La utilización de esa energía por el cerebro puede llegar a ser tan importante que desatienda las tareas de gestión del cuerpo que son siempre inconscientes y como resultado se aparezcan enfermedades. En unos casos sería la mala defensa de nuestro sistema inmunológico ante la agresión de agentes externos, en otros sería el ataque de ese sistema de protección al propio cuerpo al que no reconoce como propio en las enfermedades autoinmunes y en otros casos como el cáncer donde directamente el sistema inmunológico no funciona y deja que proliferen las células cancerosas que provocarán el mal funcionamiento de otras células y órganos del cuerpo.

Los médicos se empeñan en buscar otras causas y relacionar las enfermedades con aspectos físicos, genéticos o con tóxicos externos que aunque pueden acelerar el proceso no son el origen, el verdadero origen son las energías negativas que guardamos en nuestras memorias y creencias que han generado los miedos. Por ejemplo, la hija de una mujer que ha tenido cáncer de pecho, según los médicos, tendría muchas posibilidades de tener cáncer. Los médicos no se fijan en que la hija puede repetir ciertos comportamientos y actitudes incluso muchas veces los mismos errores que su madre en las tomas de decisiones por lo que, a la predisposición genética se le añade la misma carga emocional negativa que generó en su madre ese cáncer. El cerebro no distingue en positivo o negativo simplemente ve que es una decisión tomada a la que ha seguido una expectativa y dado que se han repetido en varias ocasiones disminuye la atención necesaria a un nivel de inconsciencia y genera los miedos.
Teniendo miedo a esas situaciones evitamos su repetición.
El cerebro a su vez genera un sistema de protección de los miedos Este sistema de autodefensa nos sugiere desear tener más y más cosas como: pertenecer a un determinado circulo de amigos, tener un trabajo, una familia, hijos, un coche, vacaciones, una religión, estudios, una casa, un nombre, una cultura, unas creencias, en definitiva una personalidad a la que conocemos como Ego, o como escribo en el título Ego-Miedo. El Ego se forma a partir de las creencias y memorias que hemos ido creando personal o colectivamente generación tras generación y reencarnación tras reencarnación a los que se añaden los últimos detalles con las experiencias de la vida actual. Todos tenemos un Ego-Miedo o un conjunto de ego-miedos que son los sistemas de protección creados por el cerebro ante decisiones que tomamos nosotros en su origen de manera consciente y de manera inconsciente después.  

Los ego-miedos esconden las decisiones tomas y la energía asociada, es decir, esconden el origen de todo lo que no funciona en el cuerpo. Ocultan lo que no queremos ver todo lo que nos produce malestar. A una información emocional importante le corresponde un miedo importante cubierto con un ego importante.

Utilizando un símil informático:
Cuerpo y cerebro ........... ordenador
Mente personal ............... disco duro del ordenador o la porción de la "nube" con acceso personal
Mente colectiva .............. internet
Ego-Miedo ..................... pantalla y antivirus
Nosotros ........................ usuarios
Programas ...................... programas que se ejecutan solos
Información .................... datos

El ordenador se conecta con todo lo que le rodea por cable, bluetooth o wifi llegando a los programas y datos internos y a los datos externos generales a los que también pueden acceder los demás ordenadores. Las pantallas son las imágenes que ofrece el ordenador al exterior y el antivirus nos protege de ese exterior. Los programas y los datos son la información que vamos instalando y guardando en el disco duro o en internet y nosotros los usuarios somos los que decidimos que hacemos en cada momento con el ordenador.

Como nos encontramos en un cuerpo humano y ya sabemos algo del funcionamiento del cerebro y que la información y la energía igual que los datos y programas de un ordenador se pueden cambiar, actualizar o borrar, pues aprovechemos el nivel que tengamos de consciencia cada uno para ampliarlo y ser más nosotros y cada vez menos un ordenador, menos programas, menos creencias y más libertad. En esencia somos felicidad pura. Solo hay que recordarlo. Despierta esta sonando tu despertador.
Corremos el riesgo que nuestro nivel de consciencia sea bajo y nos identifiquemos todavía con la personalidad del ego-miedo que como he mencionado antes es un sistema de defensa, nada más. Comprendamos eso, nuestro cerebro nos lo permite, nuestro cuerpo también. ¿A qué esperamos? ¿A otra vida? ¿A repetir curso?
  
Juguemos con los mismos mecanismos del cerebro y realicemos el camino inverso para hacer conscientes las decisiones que el cerebro ha "dado por sentadas" y que ha pasado al inconsciente, para ello la intención y la atención deben ir unidas a retroceder en el camino y llegar a la situación en la que se tomó la primera decisión, haciéndola consciente aquí y ahora y reducir la importancia de la energía o, al menos que su polaridad pase del "-" al "+". El darnos cuenta de cual es el origen es hacerlo consciente en este momento para que sea guardado de otra manera como si borráramos un archivo y guardáramos uno nuevo. Actualicemos nuestros programas y nuestras memorias y borremos todo aquello que no nos sirva hoy.

Podemos crear otra realidad, la que decidamos, y llegado el momento tomar la que podría ser nuestra última decisión como humanos, desidentificarnos totalmente con los ego-miedos y no volver encarnar. Pero aquí es donde tenemos la posibilidad de experimentarnos a nosotros mismos, creo al menos en este aquí y ahora que escribo esto en el inicio de mi 45º año con este cuerpo y con este cerebro que será difícil que no vuelva al menos otra vez.

La base humana es la misma para todos, somos nosotros los que hacemos que cada cerebro y cada cuerpo sea diferente con nuestras decisiones, aunque creo que mi placa base no es la misma que la de mis hijos, ellos funcionan bastante más rápido que yo, van con tablets y smartphones. Cuando mi cuerpo humano nació la tele era todavía en blanco y negro y mi primer ordenador fue un Spectrum de 48K. Aprendamos de ellos, son nuestros maestros, comuniquémonos con ellos, que sean los receptores de nuestros mensajes y que cada decisión que tomemos sea totalmente consciente, dejemos que el cerebro trabaje más con nosotros y reduzcamos las tareas que le encomendamos, menos hábitos que hagan la vida rutinaria y más emociones positivas, las negativas han dejado de tener sentido.

Como siempre en este blog comparto mis experiencias, mis "darme cuenta", mi verdad aquí y ahora. No me creas y no me sigas porque cometerás los mismos errores que yo. Toma tus propias decisiones y ten tus experiencias. Date cuenta de tus ego-miedos.

Gracias

Joaquín
 

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