Puertas

Hola

¿Os habéis dado cuenta de que cuando alguien explica en una conferencia o entrevista su experiencia vital hasta llegar a su estado actual tod@s viven o han vivido algo traumático que les ha hecho despertar?
Una incapacidad desde el nacimiento, un accidente, un trauma emocional, un cáncer... y siempre lo superan retomando su misión de vida, centrándose en el autoconocimiento con meditación u otras técnicas, desmontando su ego, ayudando con su experiencia a los demás o aportando nuevas ideas.
Mi agradecimiento a todas aquellas personas que deciden compartir sus experiencias. Pero, ¿es necesario llegar a una situación extrema para salir del bucle mental en el que nos metemos en la "normalidad" de nuestras vidas? Yo sé que no es así y que no es necesario para despertar, pero a veces cuando uno no es capaz de verlo tiene que sentirlo para darse cuenta y ahí, el sufrimiento y el dolor es la única salida. Cuando el golpe es muy fuerte se produce efectos más persistentes, y si la persona los ve y los integra en su vida puede cambiar el rumbo de su vida.
Al revisar mi vida me doy cuenta de que no he pasado por situaciones como las que viven o han vivido esas personas y lo digo bien claro, he sentido envidia de esas personas. Ya sé que diréis, como vas a sentir envidia de alguien que ha sufrido un cáncer o de alguien que ha vivido siempre con deficiencias físicas, pero la envidia no es por lo traumático sino por la confianza en ellos mismos que muestran al explicar sus experiencias, además parece que han encontrado su misión en la vida. Y yo, por supuesto, que me comparo y me juzgo no lo había hecho todavía, o eso creía. Mis experiencias aunque no sean traumáticas me van llevando por el camino del despertar, tal vez no de golpe si no de una manera progresiva. Cada vez más siento menos envidia de nadie, cada vez me comparo y me juzgo menos y veo que aún siendo diferentes los caminos todos llevan al mismo lugar.

Os comparto como ha sido ese darme cuenta:

La vida es una sucesión de momentos en los que hay que tomar decisiones. En todos esos momentos hay siempre una puerta que en la mayoría de los casos no ves, está oculta detrás de las creencias y los miedos. Cuando experimentas algo muy traumático puedes ver la puerta más fácilmente porque trasciendes los miedos o te das cuenta de que tus creencias eran erróneas y no te permitían verla. En estos casos la elección de la puerta se hace más obvia. Al trascender miedos y creencias puedes dejar atrás más limitaciones y el darse cuenta se acelera. Cada una de las decisiones, sea ante situaciones traumáticas o no, supone una elección entre la repetición de patrones que te meten otra vez en el bucle de las creencias, y la puerta que te lleva a situaciones en las que puedes crear tu realidad sin repetirte ni copiar a otros. Cada vez que yo elegí una de esas puertas conseguí un puntito más de libertad al dejar lastres de creencias y memorias. Entendí que al escoger la puerta iba despojándome de cosas que no formaban parte de mi y con las que me identificaba antes. Cuando no elegía la puerta, siempre por miedo a no saber o a no controlar la situación, retrocedía en mi viaje. Pero, tal vez sin saberlo, iba atravesando puertas y el darme cuenta aumentaba, incluso llegas a darte cuenta de que el camino que vas transitando a través de las puertas es el camino que has elegido cuando encarnas en un cuerpo humano, y como el camino lo has de recorrer igualmente porque para eso has venido, vuelven a aparecer las puertas que en otros momentos no elegiste permitiéndote tomar de nuevo la decisión de elegirla.

La capacidad de ver las puertas va creciendo tal como vas atravesándolas y esto te permite ser más libre al ir dejando tras ellas todas esas creencias que te han limitado en las decisiones anteriores.

Al final, si es que hay un final, en el único momento que es posible vivir, el presente, entenderemos que no hay puerta, que no hay elección y, por tanto, que no hay decisión a tomar. Ese momento será de total libertad y se dará cuando podamos vivir sin limitaciones y donde todo sea posible. Si llegamos a ese nivel de darnos cuenta recordaremos por qué hemos venido a vivir esta vida.

Algunos detalles sobre las puertas:

Las puertas solo se abren en un sentido y una vez cerradas desaparecen, y con ellas se borran las creencias y memorias que nos impedían verlas.
Solo cuando tu quieras podrás atravesar una puerta. Nadie puede obligarte a pasar por una puerta ni te puede ayudar en ese tránsito, solo puedes pasar tú. Tus puertas solo las ves tú. Cada uno tenemos nuestras puertas y el camino que vamos a recorrer a través de ellas es nuestro camino. No podemos atravesar las puertas de otros y no podemos recorrer el camino de otros.

Presta atención a tu puerta, está siempre ahí. Es el único camino que te permite salir del círculo vicioso del sufrimiento en el que te encuentras y con el que te identificas.

Crees que la felicidad está detrás de la puerta, pero la puerta no deja de ser una creencia más, posiblemente la última creencia que no nos deja ver lo que ere, felicidad.

Joaquín      

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