¿Quién manda en mi?

Hola a tod@s y gracias a l@s que en algún momento os pasáis por aquí.

Muchos días yo mismo paso por aquí y me digo: "hoy puedes escribir la reflexión de este día", pasan los minutos, alguna hora que otra y termino por cerrar el blog sin escribir nada. Me planteo incluirlo en la agenda de la semana como una tarea más a realizar, pero creo que terminaría por no hacerlo ya que lo vería como una obligación y no debe ser así. Os dais cuenta como yo acabo de hacerlo que me quejo de una obligación respondiendo con otra obligación, ¿os resuena esto?

Me doy cuenta que consciente o inconscientemente tengo unas normas grabadas, a modo de programas antivirus, que rechazan o no ciertas cosas o decisiones que suceden en mi realidad.
Me doy cuenta que he sido yo quien en algún momento decidió grabar esas normas.
Me doy cuenta que existe un programa más instintivo y primitivo que defiende la idea que tengo de mi y que las normas mencionadas antes son entendidas por ese programa como partes mías y, por tanto, hay que defenderlas ante cualquier ataque.
Me doy cuenta que son mecanismos automáticos que igual que el sistema nervioso autónomo no es controlado por la mente consciente si puedo ser consciente de sus resultados.
Me doy cuenta que en esos automatismos intervienen las emociones archivadas en mis memorias como partes de ellos, incluso diría que las emociones son la primera defensa que se activa.
Me doy cuenta que eso forma parte de la condición humana y que se va moldeando a través de la experiencia en este mundo de la separación.
Me doy cuenta que quien manda soy yo y que puedo modificarlo todo en cualquier momento.
Me doy cuenta que cambiar algo supone salvar todas y cada una de las defensas que haya instalado o las que lleve de serie.
Me doy cuenta que para salvar eso he de convencer a mi parte humana, en definitiva, a mi yo separado que no hay nada que defender, que no hay nada ni nadie que mande sobre nadie, que no es necesaria ninguna jerarquía, ni dirigentes que indiquen que se puede y que no se puede hacer, que la cuestión no está en hacer caso al corazón o a la mente sino en recordar que todo forma parte de uno y que cualquier acto, palabra, sentimiento o pensamiento afecta a todo.
Me doy cuenta que lo que mantiene todo unido es el amor.
Me doy cuenta que el amor es lo único que "debe" ser porque es lo que lo construye todo, es la esencia de todo y, por ello solo poniéndonos a ese nivel esencial podemos deshacer lo construido.
Me doy cuenta que el humano necesita un sentido para todo en la vida y entender el sentido por el que un día por amor y con amor construyó los mecanismos que le "obligan" puede destruirlos para construir otros nuevos.
Me doy cuenta que el amor como la energía no se crea ni se destruye solo se transforma.

En un mundo como esté en el que vivimos y experimentamos la separación como seres humanos todo parte de la decisión de quien quiero que mande en mi, que manden los mecanismos automáticos que se repiten cual día de la marmota, día tras día, o ser conscientes de que existen esos mecanismos y que somos cada uno de nosotros los que mandamos en nuestras vidas para construir o destruir lo que queramos.

Toc, toc,..

¿Quién manda ahí?

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