Ponerse en el lugar del otro

Sigo por aquí.

Hoy quiero poner un par de reflexiones sobre la empatía o lo que viene siendo ponerse en el lugar del otro.

El hecho de ponernos en el lugar del otro nos aporta el entendimiento de su forma de actuar. Entender su actitud frente a lo que le pasa nos informa de lo que podemos hacer por él siempre que él nos pida nuestra ayuda. Esto es perfecto pero corremos el riesgo de meternos demasiado en su papel adaptando nuestra actitud a la suya y perdiendo nuestra individualidad. También corremos el riesgo de querer que el otro sea como nosotros forzándole a que cambie anteponiendo nuestra forma de entender la vida a la suya, haciéndole perder su individualidad. Mantener una postura de observador y de servicio nos ayudará a no caer en ninguno de estos riesgos. La transferencia y contratransferencia es importante a la hora de ayudar a otros sobretodo si eres terapeuta.

Otra reflexión más profunda he tenido cuando empezaba a escribir y se refiere a cuando nos ponemos en el lugar del "otro" pero ese otro eres tú mismo. No es un juego de palabras. Uno es el que somos y el otro el que creemos ser. Si nos dejamos llevar totalmente por ese "otro" empezamos a ver el mundo a través de sus ojos por lo que no vemos todo lo que sucede, solo vemos una parte limitada del mundo. En realidad, necesitamos a ese "otro" para relacionarnos con el mundo, la cuestión es si le damos el mando totalmente o no. Si somos conscientes del "otro" podremos mantenernos en ese que somos y relacionarnos con el mundo a través del "otro" ayudándonos o, dicho de otra manera, yendo los dos en la misma dirección como una unidad.

Si en terapia el paciente viene dirigido totalmente por su "otro" y el terapeuta se sitúa también en su "otro" va a ser imposible que se dé la ayuda necesaria. El paciente esperará un determinado tipo de ayuda y el terapeuta le dará "su" ayuda, es como si cada uno hablase un idioma diferente y fuese imposible un entendimiento. Si uno de los dos "otros" cede y se deja llevar por el otro dará lugar a que el terapeuta acepte lo que pide el paciente o que imponga su ayuda como única salida, En el primer caso el paciente recibe lo que espera pero no lo que necesita y en el otro caso el paciente recibe una ayuda que no pedía. En esta lucha de "otros" si no hay cesión no hay nada, pero con ella tampoco. 
Cuando eres consciente del "otro" y no te dejas llevar por él no hay necesidad de cesión en favor de nadie. El lenguaje se vuelve único y el entendimiento se da. Al ser conscientes nos acercamos a una relación de almas. Aquí la ayuda se ha dado.       

Un buen terapeuta debe situarse en la posición del observador y su ayuda, cuando se la pidan, debe ir en la dirección de que el paciente se haga consciente de su "otro" y darle el mando a quien es para que sea capaz de orientar su vida hacia la unión de ambos.

Antes de querer ayudar a los demás primero es necesario conocerse uno mismo, saber tus virtudes y tus limitaciones para así poder servir al otro para que sea consciente de sus virtudes y limitaciones.

Poniéndome en mi lugar.      

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