¿ Maestros ?

Sigo aquí y, tal vez más aquí que en otras ocasiones.
Como ya he escrito varias veces no estoy aquí para ser maestro de nadie ni siquiera un guía, sólo soy un compañero de viaje. Utilizo mis experiencias, las cuento y las comparto por si les puede servir de ayuda, en cualquier caso siempre será mi verdad o una parte de ella.
En el camino espiritual buscamos la verdad y esperamos que un maestro nos guíe, nos enseñe y nos dirija. Hemos buscado maestros en los líderes religiosos, en los políticos, en los filósofos o en los gurúes, pero no los hemos encontrado o nos hemos dado cuenta de que los que se autodenominan maestros no lo son, sólo quieren su propio interés, ya sea de grandeza y notoriedad o económico. Buscamos fuera de nosotros mismos y no encontramos nada, decepción tras decepción.
Mi verdad es que no hay maestros ni discípulos, o dicho de otra manera el maestro y el discípulo están en la misma persona, en ti, en mi y en cada uno de nosotros. De fuera nos pueden llegar ayudas puntuales o compañeros de viaje con los que compartes el trayecto, pero nunca nos llegan verdades. La verdad se siente, se experimenta y, en la mayoría de ocasiones no se puede explicar con palabras. Puedo entender que cualquier cosa, persona, animal, planta,... que aparece en nuestra realidad en un momento determinado nos enseñe algo, siempre digo que no existen las casualidades, y en ese aspecto se pueden considerar maestros. En estos casos el maestro aparece para responder una pregunta o resolver un problema concreto y desparece después. Pero incluso en estos casos somos nosotros los actores principales de esa realidad, nosotros tenemos el problema y nosotros encontramos la solución. Sin nosotros no hay maestro ni discípulo. Y si el maestro aparece es porque de alguna manera, consciente o inconscientemente, así lo hemos pedido. ¿Les suena de algo la Ley de la Atracción? 
Mis experiencias me han llevado a que sólo puedo aceptar como verdad aquellas enseñanzas que interiorizo y siento como válidas para mi y no sólo con los sentidos físicos. En algún sitio leí: "lo efectivo es la medida de lo verdadero". Podemos teorizar y plantear nuevas hipótesis pero al final lo que vale es lo que resulte útil para uno, aunque no se pueda probar.
Según el Ho'oponopono lo que aparece en nuestra realidad es un espejo de lo que hay en nuestro interior. Al borrar, cambiar, sanar en definitiva, nuestro interior sanamos la realidad. Si reconocemos lo que hay en nuestro interior, tanto lo malo como lo bueno, podemos cambiar la realidad. Aprendemos y desaprendemos de nosotros mismos, el maestro se convierte en discípulo y el discípulo en maestro.
Llegado a este punto seguro que hay alguien que me dirá que su maestro es el único, el mejor, el verdadero. Y lo será para él porque lo ha aceptado como válido ha aceptado la verdad de su maestro como suya, pero ¿sería válido para los demás?

Yo prefiero hablar de referencias o fuentes de las que obtengo mi verdad y no de maestros.

En la siguiente entrada os pongo parte de un correo que recibí  hace unos días de una de esas referencias o fuentes, Eduardo Ontiveros.
No lo penséis demasiado, sentidlo.

Un abrazo,

Ximo    

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