Desaparecer

Ayer en una meditación conjunta a la que llamamos “rueda de energía” tuve un momento de lucidez dentro de la locura en que vivimos en este mundo. Y digo lucidez porque pude, aunque fuese sólo por unos segundos, desaparecer de la dualidad y ser consciente de la unidad. Por unos segundos, tal vez fue más tiempo, pero es la sensación que tengo de esa experiencia, las tres personas que estábamos allí con las manos unidas pasaron a ser una que, a su vez, era una con todo lo que nos rodeaba.

El mensaje que me llegó y que repetí a modo de mantra fue “desaparece”. Era más bien como un mandato más que un deseo. Se ordenaba así que desapareciese esa parte de mí con la que me identifico, mi ego, mi falso “yo”, mi personalidad, mi personaje,… Esa parte que me separa de los demás y de todo lo que me rodea. Y por unos segundos desapareció. El mensaje pasó a ser otro, soy, ni siquiera, yo soy, sólo soy. Fue un momento de paz, de felicidad y de amor.

Tengo que decir que volví de ese estado a la realidad de este mundo, pero me quedé con el mensaje. Para pasar a ese estado de consciencia uno debe eliminar todo lo que no es suyo. Sólo así volvemos a nuestro estado natural, nuestra esencia, nuestro origen. Dejamos de ser yo para, simplemente, ser.

La meditación, que una vez terminada me enteré que duró unos veinte minutos, tuvo también la imagen de un lugar, como una explicación visual del mensaje anterior. Me encontraba en Espinoso de Compludo en León, cerca de Ponferrada. Muchos de los que leéis esto conocéis el lugar. Pues bien, como decía, me encontraba en la era muy cerca del mirador con las casas a mi espalda. Delante del mirador hay un monolito de pizarra dedicado al patrón del lugar, si no recuerdo mal. Este monolito era como una puerta para pasar al “otro lado”, pero para pasar me tenía que quitar el “traje” y eso lo conseguía dando un golpe con la cabeza en la piedra, el cuerpo se quedaba a los pies del monolito y así, pasaba al otro lado. Unas imágenes cargadas de simbolismo que contienen el mismo mensaje. Para poder entrar debía quitar todo lo accesorio, incluso el cuerpo.

Encontraría otras interpretaciones y otras personas podrían darme su opinión pero permitidme que me quede con la mía, fue una experiencia sentida desde el corazón y no desde la mente, está ahí aunque no lo veamos, está ahora y, si empezamos a pensar en ello nos lo vamos a perder.

Abrazos presentes

Ximo


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuerpo vs Mente

Notas del ser (75) Encaje

Cartas a mí mismo 8