La incertidumbre de la felicidad

Os traigo otra reflexión.
Si a cualquiera de las personas que habitan este mundo  le preguntásemos que es lo más importante en este momento obtendríamos diferentes respuestas sobre todo si les dejamos pensar un poco, unos nos dirán que la salud de sus hijos, otros el trabajo, otros la jubilación, otros los que menos, dirán ser feliz. En función de lo que estemos experimentando en ese momento daremos prioridad a una u otra cosa. Los que prefieran ser felices no son diferentes de los otros, porque los otros también buscan la felicidad pero la parcelan en cosas o en aspectos de su vida o en el bienestar de otras personas, es decir, que le ponen a la felicidad una imagen de algo que prefieren ahora sobre otras cosas. Los que priorizan la felicidad sin más lo hacen en general sin detallar en como la quieren o cuando.

Pero, ¿Si todos buscamos la felicidad porque no la tenemos aunque sea parcialmente?

Según mi modesto modo de entender esto, yo diría que queremos la felicidad pero no la sentimos, de alguna manera no la integramos en nosotros, nos resistimos a pensar que somos ya felices y que sentir eso es tan simple como vivir. Vemos la felicidad como algo que necesita de otra cosa externa que la motive para poder sentirla, de ahí que la tengamos como una de nuestras prioridades pero no como, podríamos decir, como "estilo de vida". Nos hemos acomodado a pensar y creer que no somos felices y que tenemos que hacer algo para serlo. Esto queridos compañer@s de viaje son creencias que, además, se ven reforzadas un día si y otro día también por una cultura y una forma de ver la vida que se ha estandarizado a nivel global.

Hay algunos, no demasiados, que son felices, sin necesidad de añadir nada para serlo. Yo todavía me encuentro lejos de ser feliz, pero encuentro instantes en los que me acerco a ese estado.

Volviendo al título de la entrada, la importancia de la felicidad, no quiere decir que demos toda la importancia a la felicidad, eso sigue dejando a la felicidad fuera de nosotros como algo que debo conseguir, esta vez, todo el tiempo. No se puede desear algo que ya soy porque esto implica rechazarme a mi mismo. La importancia pertenece a la dualidad, a lo separado y solo sirve para indicar qué prefiero primero y qué después o que es lo que quiero por encima de todo y lo que es más prescindible. Tampoco hay grados o porcentajes de felicidad, eso solo tiene sentido, en función de la importancia, o sea viéndola separada de mí.

Creo que todo esto queda un poco desconectado, voy a ver si lo arreglo.
De entrada diré que para mi la felicidad es el estado natural del ser, soy feliz por naturaleza.
La importancia es de este mundo físico en el que experimentamos la separación, la dualidad.
La importancia es un mecanismo de nuestro cerebro que da un orden a las cosas. Nuestro cerebro necesita que lo que hacemos tenga un sentido, una razón de ser. Como nuestro cerebro necesita una relación lógica para ser feliz, busca motivos que den como resultado ser feliz, como, por ejemplo, tener algo externo a nosotros. El cerebro no entiende que seamos felices porque si, tiene que haber algo detrás. La ley universal de causa y efecto es de este universo físico y el cerebro humano como no podía ser de otra manera la cumple a rajatabla. si soy feliz es por algo. La historia nos muestra que cuando no hay algo real que sea la causa de un efecto el cerebro humano nos hace buscar algo con lo que relacionarlo, de ahí salen todas las supersticiones y, de alguna manera, también las religiones que nos presentan como origen de todo lo inexplicable un Dios o un conjunto de ellos. Cabe decir que siguiendo este razonamiento todo en este mundo tiene su causa, y toda causa tiene su efecto. Para movernos en este mundo y comprenderlo con las herramientas que tenemos debemos aceptar que esto es así y que no podemos hacer entender a alguien algo si no le damos una razón o causa para ello.      
El cerebro necesita encontrarle sentido a todo, si algo tiene un sentido el cerebro se relaja y eso lo asocia con la felicidad pero si algo no tiene sentido para él le entrará en la duda y verá la incertidumbre de la situación como algo negativo, aunque lo que esté sucediendo sea agradable y calificado como positivo. Por ejemplo, si alguien me da las gracias y mi cerebro no relaciona en ese momento porque me están dando las gracias voy a poner en marcha la duda y me sentiré inquieto cuando lo normal hubiese sido estar relajado y contento por las palabras recibidas. Como buen guardian el cerebro va a asociar a esas situaciones con algo que no desea repetir y, así irá rechazando todo aquello que no pueda entender porque no quiere sentir la incertidumbre de no saber  en lugar de agradecer lo que está sucediendo en ese momento. Este mecanismo que es de pura supervivencia hará que creemos previsiones de las cosas, es decir, crear causas con efectos relacionados, así se elimina la incertidumbre, somos felices cuando se cumplen y nos defendemos cuando no se cumplen.

Todo esto nos hace ver la felicidad con incertidumbre, incluso, como algo extraño y, por supuesto separado de nosotros. La felicidad separada supone que solo la conseguiremos obteniendo algo del exterior. Rechazamos lo que somos y esto impide vernos y conocernos. Tengo que decir que esto forma parte del juego de esta vida física y que aceptar e integrar que la felicidad es nuestra naturaleza nos hará eliminar totalmente cualquier incertidumbre y, al mismo tiempo, conocernos y experimentarnos. Cada uno venimos a este mundo con un camino diferente pero todos nos llevan al mismo lugar.

¿Que tal si empezamos practicando la confianza?  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuerpo vs Mente

Notas del ser (75) Encaje

Cartas a mí mismo 8