A propósito del niño/a interior

 


Hoy me he preguntado qué es lo que no quiero soltar, como un resorte la respuesta era: "tu imagen".

La imagen personal de cada uno es su ego, su yo psicológico, lo que cree que es.

Soltar mi imagen es como querer soltar la mente que la creó. Algo imposible. Sin imagen ni mente saldríamos de este mundo dual para estar en la unicidad. Si seguimos estando aquí tenemos que vivir con ellas, aunque tenemos la oportunidad de saber que nosotros somos el observador que ve como se crea esa imagen. Si vemos eso podemos modificar la imagen y servirnos de la mente para ello. Ese observador es nuestra esencia separada de la unicidad que ha decidido jugar en este mundo. Esa esencia es la inocencia a la que le podemos dar una imagen de niño/a interior para poder verla. Es algo así como que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Yo creo que el orden está cambiado. Hemos creado un Dios a imagen y semejanza del hombre para poder verlo como algo separado de nosotros. Nuestra parte inocente la vemos cómo un niño/a porque es la imagen que entendemos todos de la inocencia.

De la misma manera que no puedo separarme de la mente tampoco puedo separarme de mi niño/a, aunque no lo veamos.

El otro día en una toma de medicina una persona decidió marcharse antes de terminar el proceso y la única razón que dio fue que su hijo la necesitaba. Los que nos quedamos la juzgamos, hablo al menos por mí, porque no entendimos que se fuera antes de terminar. Nos quedamos todos descolocados y pensamos que era una temeridad conducir en ese momento, entre otras cosas. MI imagen reaccionó a lo sucedido con el juicio y la comparación con lo que yo entendía que debía ser. No le di más importancia hasta ahora en que me he dado cuenta de que esta persona nos dejó una gran enseñanza. Nunca debemos desatender a nuestro niño/a. La persona que se marchó dio más importancia al bienestar de su hijo que a su proceso personal. Tengo claro que esta persona fue por ayuda y creo que la recibirá en su momento, tal vez cuando le agradezcamos lo que nos dio.

El niño/a ha venido a jugar y nuestra imagen, eso que hemos creado a su alrededor lo ha encerrado y no le permite jugar. Yo no quiero soltar mi imagen y eso hace que ni me acuerde de mi niño. Ahora sé que nunca me he separado de él y que puedo dejarle jugar otra vez.

Si le dejamos jugar tal vez, volvamos a ver unicornios y no nos sintamos culpables ni irresponsables por hacer lo que nos hace felices.

Juega mi niño, juega.

Una vez leí que dejamos de ser niños cuando aprendemos a mentir. ¿Podríamos llamar a nuestra imagen nuestra mentira personal?

En cada medicina cada persona que forma parte del grupo es necesaria para que el grupo encuentre lo que busca.

Es posible que solo sea una explicación que mi mente ha generado para entender lo que sucedió, pero si tengo que elegir prefiero jugar y ver unicornios.

Gracias.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuerpo vs Mente

Notas del ser (75) Encaje

Cartas a mí mismo 8