Ser lo que eres en el momento que lo eres

 

Ser lo que eres en el momento que lo eres.

Como en otras ocasiones he tenido que digerir y asimilar las enseñanzas de mis experiencias desde la última vez que compartí algo. El resultado ha sido tremendamente positivo, sobre todo cuando externamente todo parece un caos, guerras, pandemias, escasez, … Me viene la imagen de alguien removiendo todas las piezas del mundo para que después de lanzarlas al aire caigan en el sitio más adecuado.

En el proceso presente de fluir donde todo se mueve me encuentro feliz, aunque he de decir que muchas veces la mente me lleva a querer parar el tiempo y comparar lo que está sucediendo en una foto fija con lo que pasó o lo que deseo que pase y me entra decepción, frustración y ansiedad. Hoy sé que solo son consecuencias de mi “necesidad” de controlarlo todo. Ahora veo lo que sucede como un flujo en constante disolución y coagulación y sólo puedo ver perfección en ello, algo que es inevitable, aunque mi mente necesite comprenderlo y pararlo de vez en cuando. Acabo de descubrir que escribo muchas frases que incluyen un pero, un aunque o algo similar, es como si al escribir fuese imprescindible poner algo en frente de otro algo, la archiconocida y denostada dualidad. La verdad es que solo puedo escribir sobre la realidad de mis experiencias desde la dualidad, tal vez solo sea una prueba más de que estoy inmerso en ella como la humanidad encarnada en este mismo momento. La conexión con la unidad se da en breves instantes de comprensión y consciencia muy difícil de explicar con palabras. De alguna manera las palabras separan la comprensión de lo real. Lo veo como una compresión y descompresión. Pongo un ejemplo, cuando alguien ve una nube necesita comprimirlo en una palabra “nube” separada de la esencia de lo que es realmente una nube para poder ser comunicada a otro alguien que desde su mente va a imaginar lo que es la nube con solo oír o leer la palabra nube expandiéndose en su mente lo que fue comprimido en la palabra. El primer alguien es el que ha percibido con sus sentidos lo que es la nube, el segundo alguien lo percibe echando mano del recuerdo de lo que le evoca la palabra sin poder percibir realmente lo que es la nube. Creo que me ha salido una forma de explicar porque es realmente imposible trasladar a las palabras la experiencia de una persona. Por eso no hay recetas ni mecanismos que lleven al mismo resultado, ni siquiera siendo la misma persona. Nunca volveremos a ver lo mismo ni sentir lo mismo ante una experiencia porque tampoco la experiencia va a ser la misma ni la persona tampoco. En mi vida he necesitado encontrar un camino que me lleve al mismo sitio en otro momento de tiempo. La experiencia me lleva a ver que ni el camino es el mismo, ni el lugar al que llegar es el mismo ni tampoco yo soy el mismo. La única manera que nos permitimos los seres humanos es reducir las experiencias a palabras y fórmulas que otro pueda replicar desde su imaginación y recuerdo. Las experiencias son, utilizando mis palabras tan únicas que es imposible que se repitan nunca. Por más cercanos en tiempo y espacio que nos encontremos, por más que compartamos un inconsciente colectivo, somos todos diferentes. En este mundo dual somos seres separados y experiencialmente diferentes. La separación es una decisión que tomamos al encarnar, es la única decisión que tomamos, las demás son consecuencia de esta. Estamos solos, diría incluso, en mundos separados. El multiverso no lo creo Marvel es la realidad, es la vida. El extremo o final de este camino de soledad es comprender que no hay nada más y que la soledad es la experiencia última que nos integra en la unidad. He llegado muchas veces a este punto sin llegar a traspasarlo totalmente, solo en algunos instantes he podido ver el otro lado. Desde este lado veo la soledad de la separación, desde el otro la paz de la unidad. El primero es el mundo de la posibilidad, de la experiencia y de la creación, el segundo es el de la plenitud. No puedo estirar la palabra plenitud para que te hagas una imagen de ella solo es posible serla, ni siquiera experimentarla. Quien la experimenta es porque está en este mundo dual.

Llegado a este punto no cabe seguir si queremos mantenernos vivos en este mundo. Dar el paso a la plenitud es dar todo aquello vivido y experimentado. Disolver todo lo creado te acerca a la plenitud. No es necesario morir físicamente para tener esa conexión, podemos en ese fluir del que hablaba antes entrar y salir en un estado de conexión tan difícil de explicar con palabras, pero que sentimos al observar un amanecer, el volar de un pájaro, la sonrisa de un niño, o cualquier cosa que te lleve a parar el tiempo. Esos instantes son pura conexón. El tiempo no es más que una película de cine en la que se suceden fotograma tras fotograma dando la sensación de movimiento. Es una forma más de reducir lo que sucede, esta vez, en imágenes en lugar de palabras para que sea comprendido por cualquier mente. El presente o tiempo fluido es el verdadero movimiento donde en lugar de hacer fotos o guardar imágenes consecutivas se experimenta la vida. Es posible que el cerebro humano funcione así para poder comprender la vida, a base de fotogramas. Pensar como funcionan las cosas, buscar la causa y el efecto te aleja de la realidad, pero tal vez no haya otra manera de ver el mundo tal como es. No lo sé. Prefiero pensar que existe alguna manera de traspasar esto.


En esta nueva fase de mi vida voy recibiendo mensajes y uno de ellos es el título de esta entrada “Ser lo que eres en el momento que lo eres” Mientras esté en este mundo dual y separado es la mejor manera que he encontrado de traspasar, de conectar, de percibir el otro lado, o mejor de percibir este lado con los ojos del otro. ¿Es esto lo que muchos denominan despertar? Recordad que al utilizar una palabra estoy reduciendo una experiencia a un concepto y que lo que tú entiendas es una imagen de tu mundo basado en tus experiencias.

Ser lo que eres en el momento que lo eres implica vivir en el presente aceptando lo que has vivido hasta ese momento y percibiendo la realidad tal como es sin juicios, sin comparaciones, sin fotos fijas. Es como asistir a lo que sucede en primera fila sabiendo quién eres. Implica una aceptación total de lo vivido, esto disuelve el intento de ver lo que sucede como lo que debería ser. Implica una aceptación de que la decisión de separación original no es la causa de lo que está pasando sino solo la puerta que se abrió para poder experimentarlo. Esto elimina la culpa tan arraigada en nuestra sociedad y la necesidad de dividirnos en buenos y malos. Visto con ojos de aquí lo vemos doble, uno es lo que es y lo otro como yo entiendo que debería ser. Lo real es que tenemos tres vehículos en esta dualidad cuerpo, mente y alma siendo esta última la imagen de lo que hay al otro lado vista con ojos de aquí. Ser lo que eres en el momento que lo eres va a poner en la misma dirección al cuerpo, mente y alma abriendo, aunque sea por un instante una conexión con el otro lado, con la plenitud.

Mientras estemos aquí en la dualidad separada viviremos y conoceremos a través de la experiencia. Cada uno en su mundo particular ya que lo que percibimos y comprendemos solo existe para nosotros. Estamos solos en nuestro mundo, pero tenemos en nuestras manos la posibilidad de modificarlo, si queremos.

Y si observamos bien podemos encontrar instantes que nos permitan ver más allá.

Ojalá pudiéramos ver este mundo con los ojos de la plenitud, sería lo más cercano a vivir en el Paraíso.

Mientras estés aquí sé lo que eres en el momento que lo eres.

    

 


Comentarios

  1. Cuando en marzo pasado leí este escrito, intuí en él una gran profundidad. Conozco a Joaquín desde hace años y se que no da puntazos sin hilo. En ese instante supe que me llevaría a altas cotas de comprensión.

    Siguiendo ese hilo, día tras día, me ha llevado a conectar con algo que el ser humano vive con mucha frecuencia: el sentirse víctima de alguien o algo.

    Ahora, casi tres meses después, al tener en mi vida una experiencia y sentirme victima de mi pareja actual, eso me ha llevado a la frase: ser lo que eres en el momento que lo eres, título del escrito.

    Al ACEPTAR “ser una víctima” , lo que en ese momento me sentía, me llevó a comprender la raíz y causa del victimismo. No es la pareja, ni el jefe, ni los padres, ni los hijos ……. la raíz de ello, sino que todo arranca desde el “instante” que se genera la dualidad. Es del Vacío, de Dios …… de lo que nos sentimos víctimas.

    Aquí me viene a la mente el mito de Adán y Eva: ambos son víctimas de Dios. He visto muy claro que eso está impregnado en nuestro inconsciente y quizás por ello el mito lo describe así.

    Después de “ser lo que eres en el momento que lo eres” y ACEPTAR plenamente “ser víctima”, algo que el individuo rechaza; esa Aceptación me ha llevado a una gran experiencia de amor y plenitud con mi pareja.

    Muchas Gracias Joaquín por tu contribución para que el amor disolviera el sentimiento de víctima y así afrontar la vida desde la Gratitud y la paz.

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