Mensaje en un sobre de azúcar

Hoy es un día de esos en los que estoy más despierto y me doy cuenta de muchas de las señales o sincronicidades. Las señales están ahí siempre pero solo las tomamos en serio cuando les encontramos algún significado para nosotros.
Hoy he ido a comer a un restaurante y después de la comida me ha apetecido tomar café, casi siempre tomo una infusión pero hoy era día de café y me han traído un sobre de azúcar blanco, podría haber pedido azúcar integral pero era día de azúcar blanco, blanco como la entrada del día 15. Era un sobre que viene con frase, la verdad es que da igual quien fue el primero que dijo tal frase o si se dijo literalmente así, como dije en la anterior entrada las palabras son solo el código que encierra el mensaje. La frase es esta:

"Todos nacemos originales y morimos copias"

Estas palabras han actuado como un resorte y me han traído una reflexión que os comparto porque tiene que ver con las últimas entradas de este blog. 

Cuando nacemos está claro que llevamos en nosotros una herencia genética en nuestro cuerpo proveniente de nuestros padres y ancestros, además de una información oculta de vidas anteriores. Es como cuando quieres ser actor y te dan una situación determinada y después sin darte más información te dicen ejercicio de improvisación, eso es la vida desde el nacimiento una improvisación donde no hay guión. Cuando la escena está totalmente escrita y hay un director haces lo que te dicen, actúas, es decir, copias. Desde ese punto de vista y dejando obvias las condiciones heredadas e innatas todo lo que se dé a partir del nacimiento es original, pero a partir de ese momento también se empieza a copiar.
Copiamos a nuestros padres, a los amig@s, a l@s de tu mismo sexo, a l@s del contrario, a l@s dos a la vez, al vecin@, al/la cantante de turno, al actor o actriz de cine, al empresari@, al polític@, al gurú, a.... incluso te copias a ti mismo. Dejamos de ser originales para ser una copia más y eso lo hacemos por miedo concretamente miedo a la vida. Inicialmente es miedo al abandono o a la soledad por eso lloramos y berreamos para que no nos dejen solos cuando somos bebés, o somos traviesos o gamberros en la adolescencia para llamar la atención de los padres o de los amig@s, somos seres sociales y vamos en manada, o buscamos pareja para reproducirnos porque hay que mantener la especie, o buscamos personas que nos cuiden en la vejez para no morir solos. Copiamos si o si.

Venimos a este mundo a vivir, a experimentarnos y para poder hacer eso nos separamos de lo que somos y por eso lo primero que sentimos es la separación y como no queremos sufrirla tenemos miedo. El problema que es el mismo para todos se convierte por arte de no sé que en que nos copiamos unos a otros y hacemos todos lo mismo, nacimiento, teta, papilla, andar, hablar, guardería, amigos, colegio, instituto, pareja, noviazgo, estudios, trabajo, coche, boda o no, casa, hijos, viajes, nietos, jubilación y muerte. En la adolescencia nos quejamos de nuestros padres, después de nuestros hijos, de la pareja, de los políticos,... Son ciclos cerrados y así lo creemos, pero ¿Cuando vivimos, cuando hacemos eso para lo que hemos venido? No hay respuesta o todavía no la he recordado.

Todo esto me sugiere unas preguntas:

Si no copias, eres raro ¿Entonces ser raro es ser original? 
Alguien sin miedo ¿Es una persona feliz?
Si no hay miedo y no copiamos ¿Somos originales? ¿Somos felices?¿Estamos volviendo al origen? ¿Es la vuelta a casa?

¿No seria una buena forma de vuelta al origen, vivir cada momento presente, cada instante, cada aquí y ahora con esa conciencia de inocencia, sin miedo, sin pasado ni futuro, sin memorias y sin deseos?

Y si es afirmativa la respuesta a esa pregunta ¿Cómo se hace?
No lo sé. 

Solo puedo decir una cosa: En el Uno cabemos tod@s.

Gracias 

Joaquín


  
   

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuerpo vs Mente

Notas del ser (75) Encaje

Cartas a mí mismo 8