Reflexiones sobre lo normal

A propósito de una vida normal

Gastamos tanta energía en mantener nuestro mundo, o más bien, en mantener la idea que tenemos del mundo que queremos que éste nos recompense por esa energía gastada. Siguiendo con la idea del post anterior, tenemos que esforzarnos tanto por mantener el mundo tal como lo concebimos que necesitamos que el mundo nos lo devuelva. El esfuerzo y el sufrimiento lo concebimos como un dar al mundo y generamos en él una deuda hacia nosotros. Aunque resulte paradójico nos sentimos incapaces de hacerlo por nosotros mismos y queremos que sea el mundo quien nos lo haga. El punto máximo es que cuando lo recibimos nos sentimos mal porque sentimos que no lo merecemos, nos sentimos en deuda con el mundo, nos deben, pero nos sentimos en deuda, la deuda se compensa con más deuda.
Entramos en un mundo de deudas hacia un lado y hacia el otro.Y todo sale de ahí donde piensas. Los pensamientos nacidos de ahí nos hacen creernos que valemos lo suficiente como para recibir y no lo aceptamos cuando nos lo dan. Qué complicados que creemos que somos, la mente da para mucho, incluso para esto.

El sentir es la energía que nos mueve y acerca los pensamientos que vibran como ella. Antes del sentir hay algo previo, un momento temporal en el que se toman las decisiones, lo llaman presente. Realmente es atemporal porque todo lo que recuerdas y todo lo que sucederá puede modificarse en ese instante fuera del tiempo. Realmente puedes cambiar tu historia pasada y futura en una sola decisión. 

¿Entonces por qué no lo hacemos? 

Me sirve aquí hablar de como funcionan los algoritmos de google o buscadores similares, que utilizan toda la información que tienen para aportarte la respuesta a tus consultas, o la lista de soluciones que mejor se adapta a tu situación actual. Así con solo poner una palabra te acerca todo lo relacionado con ella y contigo, tú tienes el poder de decisión de qué hacer con eso. Nuestro cerebro funciona de una manera parecida añadiendo a los resultados la energía que sentimos. 
Cada acto que resulta de una decisión conforma el conjunto de experiencias y recuerdos que tenemos hasta ese momento. Podemos repetir y seguir alimentando la cultura del esfuerzo y sufrimiento que ya sabemos que genera las deudas o abrir un escenario diferente. Ese escenario debe tener una revisión de lo realizado hasta el momento o lo pasado seguirá influyendo en nuestras decisiones futuras. La revisión es como dice la palabra volver a ver aquellas situaciones pasadas con otros ojos. A veces esa revisión implica un pequeño cambio en el escenario, pero ese cambio va a estar en todos los nuevos escenarios en los que te encuentres. Otras veces, el cambio será radical, según la importancia que le des verás más cambios en tu mundo externo. 

¿Cuántas veces hemos decidido mantener lo que ya tengo porque es la única manera de ser yo mismo? 
Nos movemos con la sensación de que avanzamos, pero lo hacemos en círculos volviendo una y otra vez al mismo punto. A veces conseguimos agrandar el círculo, pero la historia se repite, ahora con periodos más largos. Es cierto que la naturaleza, tal como la conocemos presenta ciclos más o menos constantes con periodos más o menos largos
¿Realmente, es así como funciona o es como lo hemos etiquetado en nuestra mente?

La ciencia busca encerrar todo en ciclos que se repiten para intentar explicar la vida. Las religiones y corrientes filosóficas, buscan un origen único, pero se repiten en la forma de buscar creyendo cuando encuentran algo que ya está y empiezan a repetirse a partir de ahí, y lo defienden como única forma de describir la vida. Yo mismo me he movido entre unos y otros repitiéndome como los demás. 
No es malo pensar y repetirse, sentir lo mismo o querer mantener la idea que tienes de ti en cada momento. Sólo es una forma de vivir la vida. Mi forma actual me lleva a ver multitud de formas, individuales y colectivas, y la mía es una más más, tal vez más abierta o más amplía, donde los juicios empiezan a reducirse, donde el esfuerzo y sufrimiento caen en importancia, donde las deudas quedan en su mayoría automáticamente saldadas y donde mi yo empieza a ver la multitud de yoes que he ido siendo mientras creía que no cambiaba porque mantenía mi decisión de ser "yo mismo". Me veo en mis equivocaciones, en lo que consideré errores en el pasado, pero han dejado de afectarme. Me siento más libre para decidir porque sé que las decisiones que tome pueden cambiar mi mundo.

No tengo las respuestas porque las preguntas cambian conmigo. Lo que sí he notado es la menor necesidad de hacer preguntas, porque al ver el mundo desde un punto más amplio, puedo ver las preguntas ya respondidas. He pasado de buscar cómo hacer las cosas a hacerlas directamente.

¿Dónde te encuentras?

Esa es la pregunta que te sacará de muchos problemas. Hablo de un lugar físico, de un lugar emocional y de un lugar mental, los tres a la vez. Sabiendo donde estás podrás ver lo que sucede de una manera más amplia y te permitirá ver más allá de lo que sucede, te permitirá verte. La decisión de qué hacer con lo que ves es cosa tuya. Sólo tú sabes donde te encuentras, nadie puede decírtelo, porque lo que te diga otro hablará de dónde se encuentra él y cual es su decisión, pero no la tuya. La primera persona que tiene que escuchar cuando hablas eres tú.

¿Y cómo se llega ahí?

Si te doy una respuesta será mi respuesta, no la tuya. 
Te costará lo mismo acercarte a ese lugar como lo que te costó alejarte de él. Cuantas más justificaciones o argumentos des a dónde te encuentras, estarás priorizando tu lugar mental sobre los demás, si lo ves más agradable o desagradable priorizarás el lugar emocional, ... Espera, todo esto habla de mí y, tal vez a ti no te interese.

¿Es normal que me pregunte esto?
¿Estaré desvariando?
¿Es anormal que desvaríe?

Lo normal es aquello que está dónde está tu yo, aunque lo normal es que eso cambie.

Ya no sé lo que es normal. 




        

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