Yo y mis circunstancias


Ortega y Gasset dijo: “yo soy yo y mis circunstancias” y aprovecho esta frase para explicar algo.

Desde nuestro nacimiento en esta vida se van uniendo a nuestro yo toda una serie de circunstancias que nos van a situar en el mundo. Según muchos autores antes de la encarnación elegimos cual va a ser nuestra misión en la nueva vida, qué es lo que vamos a experimentar y qué es lo que vamos aprender en la nueva vida. Para ello, elegimos a nuestros padres y con ellos unas características genéticas, una nacionalidad, un lugar de nacimiento, e incluso una posición social. Estas son las circunstancias que tenemos antes de nacer. Una vez que ya estamos en este mundo la educación, la cultura, los demás individuos, la sociedad en general, etc. serán el resto de circunstancias que desde fuera nos irán moldeando nuestra personalidad y, al mismo tiempo, irán ocultando nuestro verdadero yo. Finalmente, a esas circunstancias externas hay que añadir nuestra experiencia en la vida y que, en la mayoría de ocasiones, vendrá influida por nuestras decisiones basadas en las circunstancias.

Con el trascurso de la vida vamos cubriendo las necesidades propias y las creadas por los demás hasta llegar a un punto en el que el mundo tal como lo vemos y como nos lo han contado ya no nos satisface, y necesitamos conocer la verdad sobre nosotros mismos y sobre el mundo. Necesitamos descubrir nuestro yo. Es en este camino en el que me encuentro ahora y sé que no soy el único, por supuesto. Somos muchos y entre ellos te encuentras tú que estas leyendo este post.

Ante este viaje veo algunas dificultades. Si todo lo que nos rodea y lo poco que sabemos de nosotros mismos está basado y condicionado por las circunstancias ¿cómo voy a aprender algo totalmente nuevo? Es decir, basándome en lo aprendido en este mundo con los conceptos y lenguaje de este mundo ¿cómo puedo entender la verdadera realidad?. Podemos asumir, pues, que tenemos limitaciones para poder comprender como son las cosas realmente, descubrir nuestro yo. Y aunque podamos comprender algo, la “realidad oficial” nos obliga a separar (a esto nos han enseñado desde niños) lo interno de lo externo. Es decir, aunque podamos aprender sobre nuestro yo siempre tenemos que seguir lo que nos marca la sociedad, la familia, el entorno, ... Las circunstancias son, en definitiva, las que mandan sobre nosotros. Tenemos que volver a actuar como en una obra de teatro continua donde el final se produce sólo con la muerte del cuerpo físico (Para la realidad oficial sólo existe el cuerpo físico). Esto se podría explicar como el trabajo de un actor de teatro en el que separamos la vida personal (nuestro yo) de la vida profesional (nuestras circunstancias) marcando una dualidad de realidades en la que la vida de nuestros personajes manda sobre nuestra vida.

En esta situación tenemos conciencia de los dos mundos pero aceptamos no cambiar nada. Vivimos una doble vida sin mezclar nada. Son dos mundos imaginarios uno creado para nosotros en el que no intervienen los demás y un mundo creado por los demás donde nuestra función es realizar un papel lo más perfecto posible.
Yo he vivido mucho tiempo en esa dualidad pero ahora empiezo a confundir los dos mundos de tal manera que la vida personal va ganando terreno a la profesional. Poco a poco voy viendo la necesidad de cambiar. Y el cambio empieza por uno mismo. Si yo cambio, cambia mi visión del mundo.  Mis cambios provocan que los demás también cambien y, en definitiva, provocan que el mundo cambie, produciendo que los dos mundos se unan en uno solo. Pero, como la mayoría de la gente somos reacios al cambio. Nos han enseñado que la estabilidad es lo mejor y que cualquier cambio va a ser perjudicial para nosotros.

Hemos creado el miedo al cambio. El miedo se ha generalizado en miedo hacia lo nuevo o diferente. Cualquier cosa que sea diferente a mis circunstancias actuales es mala y, por tanto, hay que tenerle miedo. Tenemos miedo por todo lo que suponga un cambio, llegando al extremo de tenerle miedo al miedo. El miedo nos lleva a la culpa y ésta nos lleva otra vez al miedo creando un bucle sin fin.

“No hay nada que temer, solamente a nuestro miedo”, leí por Internet y yo digo:

La culpa, el miedo, la esperanza y la Fe ciega son creaciones del ser humano. Hay que cambiar nuestras creencias, creer en la verdadera realidad que no es precisamente la que nos han contado. Y así, crear un nuevo mundo donde vivir sea el único “pasatiempo” que exista. Olvida el miedo. Vive la vida, experimenta por ti mismo. Toma consciencia de quien eres. Olvida los pre-juicios. Olvida los juicios.

Ama, siente, vive.

Todo lo anterior puede quedar muy bonito pero mi experiencia personal no difiere de la de muchos de vosotros. Para mí siguen habiendo expectativas, sigo esperando cosas, sigo dando demasiada importancia al futuro. Ya he ganado batallas al pasado aunque no la guerra. Sólo el futuro a corto plazo me impide vivir totalmente el presente. Los pre-juicios también hacen daño. Las nubes en el cielo son cada vez menos y me dejan ver el sol más veces y por más tiempo. Mi intención está dirigida hacia la vida personal y el crecimiento espiritual pero las reglas del juego, las circunstancias, me hacen bajar de las nubes y muchas veces darme de bruces contra el suelo. Subo, bajo, vuelvo a subir, vuelvo a bajar. El viaje no es siempre placentero pero sigo adelante. El amor lo tengo en el presente muy instalado. Hay que volar. Que sea el viento del amor quien me lleve. Confiar en mi mismo. Soy consciente de que no puedo separar mi yo de mis circunstancias. Todo está en un mismo pack y sólo tengo que cambiar algunos conceptos del lenguaje y de la historia que me han contado que siembre han buscado la separación, por los conceptos de unidad y amor para entender como es la realidad, la verdad, la vida en definitiva.

Estoy a veces reñido con el mundo y quiero evadirme y salir de aquí, pero el silencio, el viaje, las experiencias, las respuestas, las señales, .... me hacen seguir en mi propósito.

En este viaje necesito aprender algo nuevo que me dé un nuevo escenario, unas nuevas reglas para poder seguir creciendo espiritualmente. Un trabajo nuevo, tal vez, me dará libertad para eliminar ansiedades. Necesito ser el guionista de la obra, que el nuevo papel que tengo que desarrollar en esta vida sea acorde con lo que soy, con mi misión en esta vida. En mi viaje me encuentro parado en una estación pero estoy en la cola de la taquilla y con el dinero preparado para comprar el billete que me ponga otra vez en marcha. Y sé que muchos de vosotros me acompañáis en este viaje. Gracias por la compañía.

En cuanto a las cosas que estoy haciendo ahora, aparte de viajar en el sentido más estricto de la palabra, estoy leyendo “Las manos que curan” de Bárbara Ann Brennan, voy a empezar a leer hoy mismo “Una nueva tierra” de Eckhart Tolle, sigo con el Sun Gazing (mirar al sol) y escribo cosas en mi blog.

Sé que nos veremos pronto.

Abrazos de AMOR

Ximo

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