Vértigo

La mente humana cuando observa que la realidad de su entorno la saca de su círculo de confort siente miedo y pone en marcha todos los mecanismos de defensa para volver a la situación anterior. La mente controla el cuerpo y sabemos que todas las reacciones del mismo implican un proceso hacia el equilibrio, es decir, la mente siempre busca el equilibrio, pero no solo a nivel físico, también a nivel emocional y mental. Las creencias guardadas en la memoria en un momento determinado marcan el punto de equilibrio a nivel mental. Todo lo que se aparte de nuestras creencias llevará a la mente a defenderse para volver a su circulo de confort, que no es otro que el equilibrio acorde con las creencias instaladas.
La mente como ente separado que cree ser, no entiende la vida de otra manera que no sea hacer y tener. Por supuesto para la mente para tener hay que hacer. Si ponemos en uno de los platos de la balanza tener algo habrá que poner algo en el otro plato para equilibrar la balanza, hacer algo. Esto lo lleva a todos los niveles con un único fin, volver tan pronto como sea posible al equilibrio.

En este sentido he podido comprobar, esta vez de manera más consciente, que el no-hacer que propone Emilio Carrillo, lleva a una situación de vértigo, físico y emocional con el resultado de una insatisfacción que va creciendo por momentos. Ayer mismo he sentido ese vértigo.

He comprobado además que ese vértigo desaparece haciendo algo, que puede ser cualquier cosa, pero haciendo algo. Es como una droga, la mente guiada por cualquier pensamiento que implique tener algo o la necesidad de tener algo, se ve obligada a hacer algo para compensar y cuando cree que no está haciendo se rebela y pide a gritos que se haga algo. La mente no entiende que podamos no-hacer ante un pensamiento de tener, siente que para equilibrar la balanza hay que hacer. Pero ese comportamiento de la mente es una creencia más a la que se llega por repetición o por aceptación, y que se convierte en hábito y costumbre, en un programa que nos condiciona la vida, nos condiciona la forma en que nos relacionamos con el mundo. Como cualquier creencia nos limita.

El vértigo se puede superar de otra manera, sin hacer, pero implica desde el punto de vista de la mente un esfuerzo. La necesidad del esfuerzo es una creencia más. Para ello, hay que llevar ese vértigo al límite hasta que le demos la vuelta, es más fácil pasar del 100 al 0 que mantenernos en un 50. Tenemos que quitar la importancia al pensamiento que genera la necesidad de tener; podemos rebajarla con la aceptación de que no hay que controlar el proceso de conseguir lo que queremos, solamente hacemos la petición y será el mundo quien nos facilite lo que queremos, algo así como deshinchar un globo; o podemos darle más y más importancia hasta que el globo reviente. En un caso como el otro utilizaremos los mismos mecanismos que la mente pero actuando solo en uno de los platos de la balanza en el de la necesidad de tener, tanto en uno como en el otro la balanza vuelve al equilibrio sin hacer. Está claro que si no sabemos como reducir la importancia o no queremos "sufrir", que dicho sea de paso, es otra creencia, buscaremos hacer algo que compense la balanza. A la mente le va a dar igual lo qué hagamos porque al hacer compensamos la necesidad de tener, y con ello la balanza se equilibra. Si aceptamos hacer habremos dejado pasar una oportunidad de cambiar algo.

Ayer no pude enfrentarme a ese vértigo y terminé haciendo algo, pero le voy pillando el tranquillo y sé como vencerlo.

Algún día lo integraré totalmente de manera que el vértigo ya no tendrá necesidad de ser, porque amigos la balanza y el equilibrio son otra creencia más, igual que la mente y el cuerpo.

    

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