Cartas a mí mismo 3

Despertar
Ante la situación descrita cada uno toma una posición, o es un seguidor más que se queja de todo pero no hace nada por solucionarlo, o es un líder que se aprovecha de los seguidores para su propio bien sin tener en cuenta nada más.

Muchos dirán es que yo no soy uno ni otro, y yo, tampoco. En ese tercer grupo nos encontramos muchos en ese ya famoso despertar de la conciencia.

La conciencia significa volver al origen, reencontrarse con el niño interior que todos tenemos, ese ser perfecto de luz libre de creencias y limitaciones. La conciencia sólo quiere amar y ser feliz.

El despertar implica hacerse consciente de todo lo que nos rodea y de la “mierda”, perdón por la palabra, que hemos echado encima de nuestro niño, de nuestra conciencia.

Despertar significa reconocer que las creencias, tradiciones y culturas son algo impuesto, como un traje que ahora no nos gusta y queremos tirar de nuestro armario.

Despertar significa saber que la situación actual del planeta está causada por las creencias, tradiciones y culturas, y por la dejadez de los seguidores y la avaricia de los líderes.

Como ejemplo puedo poner el de un bebé que sólo quiere ser feliz. Para ello, el bebé necesita que lo alimenten, lo limpien y lo amen, nada más. Cuando algo no le gusta o no le sienta bien simple-mente llora. Cuando algo le gusta se lo come, lo coge, se ríe, simple-mente es feliz. Las experiencias que un bebé tiene cuando empieza a crecer fuera del vientre de su madre le marcan y limitan hasta el punto de que ese ser se encierra en su interior cubierto por capas y más capas de pensamientos y creencias impuestos por los padres, por el resto de familiares, por amigos, compañeros de estudios y de trabajo, por medios de comunicación, por políticos, por religiosos, etc. Con el tiempo son ellos mismos los que se van imponiendo nuevas creencias. Con todo ello se limita cada vez más la forma de pensar y, en definitiva, de actuar. Creer es Crear decía alguien.

Los “despiertos” des-cubrimos que no somos todo eso que nos han echado encima o nos hemos echado nosotros mismos, sino que eso solamente es la parte externa y que dentro, sigue estando ese niño queriendo ser feliz y que su única creencia es el amor, el amor incondicional.

Al tema de la conciencia se añade la creencia de la mentira del 21 de diciembre 2012. Digo mentira porque todos se han puesto esa fecha como la del apocalipsis o la del “renacimiento” de la humanidad. Y ni una cosa ni la otra.

Unos hablan de que vamos ascender espiritualmente o que vamos a subir un escalón en la evolución del ser humano y que, en cualquier caso, será para mejor. Otros dicen que si no hacemos una serie de cosas antes de esa fecha no entraremos en el grupo de los elegidos para la ascensión. Hay algunos que llegan a decir que aunque no hagamos nada la especie va a evolucionar de igual forma. A nivel físico puede haber algún cambio en las siguientes generaciones pero desde luego lo que no vamos a ser, es más altos o más guapos o más inteligentes el día 22 de diciembre de 2012. Otra cosa es lo que suceda con ese niño que tenemos dentro por que lo que sí podemos ser es más felices si nos lo proponemos. ¿Despertaremos todos?

Que cada uno haga lo que quiera, que sea libre para elegir, que nada ni nadie le obligue. Que cada uno elija según su conciencia. El planeta en sus diferentes planos dimensionales está favoreciendo el que nos demos cuenta, está ayudando a que despertemos.

Hace ya un tiempo que estoy des-cubriendo a mi niño interior, gracias madre tierra. Pero las creencias que he heredado y las que yo mismo he ido poniendo sobre ese niño en esta vida todavía me marcan o limitan demasiado. Por ello pido ayuda para que mi niño, “yo” en mi origen, tome las riendas de mi vida. Estoy en el proceso, he emprendido el viaje. ¿Me ayudas?

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