Expectativas vs aceptación


El siguiente texto relata mi experiencia con una toma de medicina de la que ya he escrito varias cosas como las de Peter Pan, para l@s que estuvieron conmigo significará algo más que para los demás pero os lo comparto igualmente.

Expectativas vs aceptación

Como en ocasiones anteriores necesito compartir mi experiencia de la última toma. Vaya por delante daros las gracias a tod@s por estar y ser.

A modo de conclusión o resumen veo este fin de semana como la unión de opuestos. Lo veo en mí y en alguno más a nivel individual, pero también a nivel de grupo, donde las energías que vemos inicialmente como opuestas se han fundido en la energía única que es. Así ying-yang, femenino-masculino, mujer-hombre, positivo-negativo, dentro-fuera, arriba-abajo, espíritu- materia y las emociones ira-paz, odio-amor, tristeza-alegría y otros tantos pares, supuestamente opuestos se han dado cita el fin de semana. Todo para darnos cuenta de que todo existe y si pudiésemos ver al grupo como un individuo, podríamos haber visto todo a la vez. Eso somos y comprenderlo hace que ampliemos los límites de nuestra zona de confort, esa zona en la que podemos permitirnos ser más nosotros y en la que los miedos desaparecen.

Individualmente cada uno sacará su versión de lo sucedido y etiquetará el fin de semana o, incluso a alguien como bueno o malo, a este/a no lo quiero ni en pintura, a esta/e me lo llevo a mi casa, no sé. Todo eso es vuestro. Como siempre digo, prefiero amar a tener razón, os amo.

A partir de aquí es mi experiencia personal tal como la viví. He evitado poner los nombres de las personas.

Semanas antes a la toma:

Mi petición personal para esta toma era la unión de mi parte consciente con la inconsciente, el monstruo como yo lo llamo. En las semanas previas quería ver mi parte inconsciente para conocerla y amarla, porque entendía que en mi inconsciente había algo que me paraba a la hora de iniciar un nuevo camino de vida. Este camino de vida está relacionado con ser “terapeuta” y pasar consulta o dar charlas para ayudar a otros en su camino personal. Eso inconsciente tenía que ser algo tan grande porque cada cosa que iniciaba terminaba, más bien pronto que tarde, con un desánimo o desconfianza en lo que ese camino suponía para mi vida. A eso inconsciente lo llamé el monstruo. Creí que tenerlo delante, amarlo e integrarlo era la manera de que no me limitara.
Llegué a tener dos propuestas para esta toma: no tomar la medicina para ayudar directamente a los que me necesitasen, o tomar una dosis más potente o varias dosis para que la experiencia fuese más grande todavía, quería ser lo suficientemente grande o poderoso como ese monstruo del que hablaba.
Pero, las expectativas empezaron a torcerse.

Una semana antes:

El sábado anterior fue un baño de REALIDAD y nunca mejor dicho. Me acerqué a la playa y me senté frente al mar, una meditación con ojos abiertos. Escribí en el teléfono la experiencia tal cual como fue, parte de ella ya la compartí. Fue un darme cuenta de que ese monstruo está hecho de pequeñas cosas, que en la vida se han convertido en hábitos y costumbres inconscientes, que bloqueaban cualquier camino que se ponía ante mí. Comparto lo escrito esa mañana de sábado frente al mar:

Todo desaparecerá. Las apariencias se irán. Cómo las piedras se erosionan y se van deshaciendo. El tiempo lo maneja una conciencia superior, tú. Todo tiende al movimiento, solo hay que dejar ser para que suceda. A veces en el mismo instante otras en otro instante.

Deja que tu alma hable.

Mis manos en contacto con otras y que la información fluya.
Siempre me ha parecido, me sonrío al escribir parecido, que tocar otras manos era un tabú, algo prohibido e inalcanzable. Cómo me ha costado escribir esta palabra, inalcanzable. Y si, solo tenía que pedirlo y tomar las manos entre las mías.

Ahí está mi don.

Hoy, sentado frente al mar en un banco improvisado sobre las piedras, he pedido que mi monstruo venga a verme, he puesto como señal que una gaviota se pose cerca de mí. Han venido unas moscas, igual me excedí en el tamaño del monstruo. Algunas gaviotas han volado cerca sin posarse. Volaban hacia el norte.

¿Tengo que escribir después de tocar las manos?

Las gaviotas pasan en grupo, primero 3, después 6 y ahora 8 🤔

¿Se trataría de ir deshaciendo poco a poco a ese monstruo cambiando pequeñas cosas?
Durante la semana hasta el sábado de la toma, hubo sensaciones, emociones, …  que me hicieron tambalear mis creencias por las expectativas frustradas, así que fui a la toma sin saber qué pedir.

Y llega el finde:

Por la mañana me dije hoy tengo que subir con mi coche y primera sorpresa en la última rampa se para, no sube. ¿Otra pequeña cosa inconsciente que hace que mis pies no controlen los pedales y me impida lo que quiero hacer? Después de varios intentos subió, pero me dejó algo descolocado como si algo de mi dignidad se viera afectado. Cómo no podía subir, ya no puedo, no valgo, me voy, así de bestia ha funcionado mi mente en otras ocasiones. Esta vez, seguí allí, pero fue una primera decepción porque las cosas ya no salían como estaban previstas. Aparecen las expectativas frustradas otra vez. Aun así, seguí con la toma y pedí que llegase lo que tuviera que llegar.
Busqué un lugar en la zona baja, de alguna manera asociaba lo bajo con el monstruo, pero no sentí que era un buen lugar me fui a una zona alta con grandes pinos. Me acosté junto al pino en el que dejé una ofrenda en la toma anterior y que, para mi sorpresa, seguía allí ¿una señal tal vez?
Las sensaciones fueron de estar unido a todo lo que me rodeaba, mis piernas eran dos pinos que tenía frente a mí, mis brazos y manos se extendían por otros dos pinos cuyas ramas más altas se movían con el viento, tuve esa sensación en mis manos y de mi cabeza salían ramas de un joven olivo. Paz, amor y vida podrían describir el momento.
Salí de allí con la idea de acercarme a otros, el que tenía más cerca me pidió que lo dejara solo, a lo que accedí como no podía ser de otra manera. Después de pasear fui al encuentro de otra persona, conversamos y me dejé fluir. Me pidió que la dejara sola y accedí como no podía ser de otra manera. Seguí dando vueltas, pero algo en mí ya no era igual, otra vez las expectativas frustradas, o no encontraba a nadie o no me sentía bien para ayudar, otra decepción. Me distancié del grupo y empecé a vivir la experiencia como una película, estaba físicamente con la gente, pero ya no estaba allí. Mientras se estaban viviendo procesos personales en los demás yo los vivía ajeno a todo. No puedo decir que fuese mi mente la que hacía esto, pero esa fue mi conclusión al respecto. Estuve, incluso, escondido, hasta la gente pasaba delante de mí sin verme.
En un momento hablando con la jefa y en pleno “globo” le dije he aceptado mi don. No me daría cuenta de la importancia de estas palabras hasta el día siguiente.  
Estuve ausente hasta el almuerzo del domingo. Conociendo la medicina de las dos ocasiones anteriores sabía que el proceso sigue incluso días después, por lo que me dejé llevar por lo que iba pasando en mi pantalla personal, pero dejando la puerta abierta a que algo me hiciera salir del escondite.

En el almuerzo hubo varias personas que viendo mi actitud callada y, tal vez, sabiendo más que yo, intentaron en varias ocasiones tirar de mí. Al final fue el comentario de la persona que tenía a mi lado, fue el clic necesario que me hizo salir del letargo, me dijo que me fui a un lugar elevado porque tenía que ver desde arriba lo que estaba pasando, aquí me resuenan las palabras de la meditación frente el mar: El tiempo lo maneja una conciencia superior, tú.  Mi petición de unir consciente e inconsciente tomaron sentido ahora porque el situarme en un lugar elevado suponía realmente elevar mi conciencia a una mayor Para poder ver lo que está separado como un conjunto tengo que verlo desde arriba, y, para ello, observar todas las cosas que parecen diferentes formando una Unidad. La medicina me había llevado a sentir la Unidad y a ver mis diferentes partes o monstruos como una totalidad desde una conciencia superior. Cuando bajé todavía iba en esa conciencia por eso no comprendía lo que estaba sucediendo abajo, de alguna manera, ni siquiera los demás me veían a mí. Era necesario bajar integrando esa comprensión, pero me costaba y no sabía cómo gestionarlo.

En el post-almuerzo, yo había vuelto y me solté, y tanto que me solté. Mi mente llegó a pensar que pude estar cortante e incluso soberbio en ocasiones, pero lo acepto, soy así. La persona que tenía al lado comentó que estaba viendo muchas versiones de lo mismo, y, es cierto, nos empeñamos en verlo todo de maneras diferentes como marcando nuestra individualidad. Ahora ya sé que hablamos de lo mismo y que parte todo del mismo punto. Toqué las manos de otras personas, una de ellas la que lo sugirió, y les hablé de lo que estaba viendo y sintiendo. Me asombré, me sorprendí y llegué a emocionarme, yo que no soy de lágrima fácil.

Ha sido como una integración de los 4 elementos, el aire con el conocimiento y la sabiduría, el fuego con la Fe y la confianza, el agua con las relaciones con los demás y me faltaba la tierra que ha venido del sentir y del tocar. Las manos son el cable que me ancla a la tierra, a la vida, en definitiva.

He visto la Unidad, la he sentido, y lo acepto, yo soy esa Unidad.

Un detalle, cuando baje de la zona alta de pinos, le pedí a la primera persona que encontré que echara agua sobre mi cabeza, tal vez, elegí ser bautizado en ese momento.

Las expectativas fueron necesarias para que llegasen las aceptaciones.

Gracias a tod@s, sobre todo a los que no tuve más contacto que los saludos iniciales y los abrazos finales porque estoy seguro de que no estaban allí por casualidad, y sé que tendremos otros momentos en los que me enseñarán algo.

Abracicos 

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