Notas del ser (25) Puerta

15 de diciembre de 2019

Creo que estoy viviendo un personaje y, por eso, no tomo el 100% de responsabilidad en mi vida.

Los niños lloran cuando tienen necesidad de hacerlo, no posponen nada. Presente puro.

La puerta de la personalidad.



 

Cuando abres la puerta eres consciente del mundo que existe y del que formas parte. No puedes huir de él, solo puedes ser consciente de él. Vivir en ese lado de la puerta te abre a conocerte, a tomar responsabilidad de que lo que eres tú. 

Ver un pensamiento no es lo mismo que pensarlo. Atravesando esa puerta ves el pensamiento y puedes elegir creer en él. Al verlo lo hacemos consciente y esto nos lleva a la paz. Desde este otro lado, el de la personalidad, pensamos el pensamiento y dejamos que nos gobierne desde el inconsciente.

No podemos vivir en paz desde la personalidad, ésta nos separa, nos compara con los demás, intenta mantener la separación como la única manera de mantener nuestra existencia, pero así lo único que mantenemos es la existencia de la personalidad, lo que creemos que somos y no lo que somos. 

Abrir la puerta de la personalidad nos ofrece la posibilidad de conocernos, haciendo consciente lo que somos y viendo la personalidad como lo que es, una construcción inconsciente, una fachada que hemos puesto delante de nosotros. No sabéis lo feliz que se siente uno cuando puede verse tal como es, aunque lo que vea no sea agradable. La paz que puedes sentir cuando sientes la tristeza tal como es y no pensando cómo es. El pensamiento al que le damos validez en lugar de ver o sentir nos separa de lo que es, y nos genera rechazo al no querer sentir lo que pensamos. Huimos de la tristeza porque la rechazamos, pensamos que no es bueno sentirla. Al huir nos enfrentamos a ella. Es nuestra personalidad la que nos ha llevado a rechazarla. Pero la única manera de comprender la tristeza es haciéndonos conscientes de ella, sintiendola en el momento que aparece, para ello, tenemos que abrir la puerta de nuestra personalidad y, si aparece un pensamiento, verlo sin creerlo. Cuando sientes desde ahí no hay necesidad de rechazo ni separación, nos hacemos conscientes de una parte de nosotros. Cuando seamos capaces de abrir todas las puertas de la personalidad que se nos presenten en cada instante nos habremos hecho conscientes de eso siendo actores principales de nuestra vida.

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