Notas del ser (42) Experiencia

3 de agosto de 2020

Antes de comentar la experiencia de ayer os quiero compartir algo que sucedió antes del almuerzo mientras recogía mis cosas. Intenté meter el saco de dormir en su bolsa, pero no cabe, no entra, lo probé de muchas maneras hasta que lo conseguí. La sensación que tuve es que estaba intentando meterme en un lugar en el que ya no cabía, sudé un montón. ¿Tal vez me había expandido y ya no encajaba en los límites de mi anterior yo?

No lo comenté en el almuerzo.


Cuando llegué a mi casa no pude comer nada. La siesta no fue el descanso deseado. Había algo más.

Físicamente había un poco de ardor de estómago.

Nos vamos a la playa. 

Sensación de mareo, malestar.

Entro en el agua, el mareo sigue, pérdida de equilibrio. Me cuesta mantenerme mirando hacia la orilla. Cambio posición mirando al horizonte del mar, parece que mejora.

Mi mujer se acerca por detrás, no la vi llegar, no me encontraba a gusto mientras me tocaba.

Tengo la sensación de haber nacido y tengo que aprender a caminar. Necesito salir del agua. me tumbo, el malestar sigue.

Mi mujer sale del agua y me pregunta si estoy bien. Le digo que no

Noto que tengo que soltar algo, pero no consigo hacerlo.

Calculo que son más o menos las 21:00, la luna que ya ha salido está escondida detrás de las nubes. Pido en ese momento que todas las personas conectadas hagan sonar los tambores para ayudarme a sacar lo que me hace daño, lo que no me deja caminar.

De alguna manera el sonido de las olas parece como tambores lejanos sonando. Los oigo. Alguien se conectó.

La sensación es de tener algo enganchado, veo a una mujer mayor caminando por la orilla mientras mira hacia abajo y recoge piedras o conchas...

Le pido a mi mujer que aplique yuen para eliminar lo que tuviera enganchado, se sorprende, pero acepta y se prepara. Tengo una visión de alguien que me sigue con un montón de gente detrás. Los cálculos de mi mujer me habla de más de 250.

Mentalmente le digo a esas personas que vayan hacia la luz, que yo solo soy el portador de la luz, cual ermitaño

Tengo, incluso, una sensación física en el costado derecho que va desapareciendo tal como mi mujer avanza en el ritual. Noto una diferencia de temperatura que se está volviendo más cálida en la frente. Las molestias desaparecen, solo queda un poco de ardor de estómago. La luna empieza a aparecer, casi completa, alumbrando un camino al reflejarse en el mar ante nosotros. Recuerdo haber visto a la mujer mayor marchándose de allí. La busco con la mirada y no la veo. Cuento a mi mujer todo lo que acabo de experimentar. Me dice que ella no ha visto a esa mujer en ningún momento. 

Le agradezco a mi mujer el trabajo realizado. Seguimos mirando la luna por unos minutos más. Me dice que la luna no es el mejor símbolo para seguir y yo le digo que ella solo refleja la luz de sol.

Fue imaginación, un proceso de medicina más largo de lo habitual,... creo que sigue, incluso hoy. no sé, solo se me ocurrió comentarlo con el grupo por si alguno se sintió conectado con esa experiencia de alguna manera. Repasando la experiencia puedo afirmar que no tuve miedo en ningún momento.


Igual fue solo un detalle más del domingo. Aunque, puedo afirmar, esta vez sí, y muy en serio lo digo, que ha sido un fin de semana repleto de hermosos detalles convirtiéndose en un gran fin de semana de medicina.

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